Las "anomalías" más substanciales son las procedentes de grandes proyectos y por lo tanto de agéncias
aeroespaciales como la NASA o la ESA, con sus garantías tecnológicas y de prensa; séan las que sean.
En este caso, la alta tecnología nos garantiza una sensibilidad determinada así cómo cierta precisión en sus filtrados nanométricos.
El ciclo solar de once años y los procesos de sus "manchas", equivalentes a las zonas geomagnéticas más activas o
a bucles magnéticos, son apasionantes; sobre todo cuando se pueden observar en movimiento. Cuando uno observa la actitud de dichas manchas en relación con las otras y se comparan los datos con otros fotográficos y en diferentes espectros de luz, se relaciona y se observa el estado actual del campo magnético del astro.
Lo que se puede observar en dichas fotografías y sus correlativas son objetos y eventos considerablemente extraños.
Dichos objetos aparecen entre nuestro sol y el Observatorio Solar y Heliosférico en órbita. No sólo no desprenden
ningún resíduo aparente sino que además reproducen movimientos controlados.
Es sustancial el grado de reflexión del material y su geometría ya que produce un reflejo constante limitado por su línea uniforme.
Si se observan estos objetos en movimiento se distingue claramente
su primer plano frente a las ejecciones de masa coronária.
En ningún caso son parecidos ni en aspecto ni en cuanto a su movimiento,
a un cometa.
Y desde luego no corresponde a ningún satélite artificial, dada la
exclusividad de la órbita.
Por supuesto, ningún otro cuerpo celeste del sistema
solar provocaría semejante imágen a tales distancias.
Asombroso, no?
Este otro ejemplo muestra claramente la saturación del CCD, provocada por la enorme cantidad de luz concentrada.
El color azul de la imagen nos delata que es una exposición
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