El problema: Un escándalo del siglo XX aún por resolver
En 1970, a través del Tratado de No Proliferación, las potencias nucleares del mundo acordaron deshacerse de sus arsenales y evitar que nuevos países se hicieran con armas nucleares. Treinta y cinco años después las promesas no se han cumplido y, ante la indiferencia de la opinión pública, la amenaza de las armas nucleares sigue siendo real y cada vez es mayor.
La carrera nuclear que empezó con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki no ha terminado. Las potencias nucleares, en vez de renunciar a estas armas, perfeccionan sus arsenales. Si no se cumplen los compromisos de desarme nuclear la consecuencia es, como estamos viendo, que cada vez más países están o quieren estar en el “club de la bomba atómica”. Y si no se eliminan los arsenales y la fabricación de los elementos que hacen posible la elaboración de armas nucleares, la tarea de impedir que lleguen “a manos equivocadas” está sencillamente destinada a fracasar antes o después.
La amenaza de las armas nucleares es ahora mayor que nunca.
¿Qué podemos hacer?
El año 2005, en el que se conmemoran los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, es importante para el desarme nuclear. El Tratado de No Proliferación será revisado, como ocurre cada cinco años, y será el momento de comprobar la voluntad política de todos los países, y no sólo de las cinco potencias nucleares reconocidas (China, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Francia), para cumplir con el objetivo de lograr un mundo libre de armas nucleares. Greenpeace trabajará para que los Estados parte de ese Tratado apoyen decisiones firmes y concretas encaminadas al desarme nuclear .¿Quieres ayudarnos a convencer al Gobierno español?
Greenpeace, España
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