Una definición de sociedad política, fundada en las interrelaciones subjetivas de sus individuos (convivencia según pautas, dominación, disputas...) obligará a incluir a las sociedades humanas más primitivas entre las sociedades políticas; por la misma razón habría que incluir a las sociedades de insectos o de primates. Afirmamos que existe la posibilidad de pensar en sociedades humanas cuyas características políticas, en sentido amplio, aun siendo específicas puedan seguir siendo cogenéricas (convivencia, dominación); pero que hay sociedades humanas cuyas características políticas no se encuentran de ningún modo en el plano zoológico (es imposible encontrar el correlato de un parlamento en una sociedad de macacos) y habrá que interpretarlas como supragenéricas [61]. Insistimos en la tesis de la existencia primitiva de sociedades humanas que todavía no han alcanzado la forma de sociedades políticas, y hablaremos de sociedades humanas naturales. Desde la perspectiva de las categorías políticas, la línea divisoria entre las sociedades naturales y las políticas no la trazaríamos siguiendo la frontera que separa a los primates no humanos de los humanos, sino que la adelantaríamos, de suerte que la sociedad natural incluya, desde el punto de vista político, tanto a bandas de babuinos o de gorilas descritos por los etólogos como a las bandas y clanes de grupos locales bosquimanos, esquimales o shoshonis descritos por los etnólogos.
Otro punto de importancia en la cuestión de la distinción entre sociedades naturales y sociedades políticas es aquel que hace referencia a su formato holótico. Con frecuencia se presupone que al hablar de sociedades naturales nos referimos a una clase disyunta de la clase que engloba a las sociedades políticas. Esto supuesto, cuando se trata de atenuar ese corte abrupto lo que se hace es introducir totalidades intermedias, eslabones que siguen siendo separados abruptamente. Con todo esto se olvida que el material que nos disponemos a clasificar es, en gran medida, el mismo: la sociedad humana que se desarrolla, que la sociedad política es la misma sociedad natural reorganizada. Por tanto, que la diferencia habrá que verla como una diferencia entre partes de una misma sociedad (considerada desde el punto de vista de la continuidad sustancial). Así, al hablar de sociedades naturales no estaremos obligados a eliminar de ellas todo vestigio o rudimento formal de componente o función política. Por el contrario, tenemos que reconocerlos, pero por modo parcial. La sociedad política aparecerá cuando estos componentes políticos de las sociedades naturales se desarrollen hasta alcanzar una proporción y estructura determinadas. «Político» o «política» dice referencia a una sociedad y sólo a su través a los individuos de la misma. «Política» es todo aquello que aparece ordenado al planeamiento o subsistencia de una sociedad, globalmente considerada; por lo que un plan o programa [238] referido al todo social, o a un determinante holótico suyo, podrá ser considerado político aun cuando no penetre en la integridad de las partes de esa sociedad. Los jefes de una tribu que, en una batalla, deciden retirarse para salvar lo principal, aun sacrificando prisioneros, armas, &c., actúan políticamente aunque sea de un modo rudimentario. {PEP 141-145}
Pelayo García Sierra,
Diccionario Filosófico.
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