Educar para una cultura de paz significa educar para la crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos, así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio y revalorizar la práctica del cuidado y de la ternura, todo ello como una educación pro-social que ayude a superar las dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias.
En uno de los periódicos informes que la UNESCO realiza y que sirven de reflexión sobre las dinámicas culturales que se producen en el mundo, más allá de las estadísticas, Jacques Delors apuntaba que la educación tiene la misión de capacitar a cada uno de nosotros sin excepciones en desarrollar todos sus talentos al máximo y a realizar su potencial creativo , incluyendo la responsabilidad de sus propias vidas y el cumplimiento de los objetivos personales” (Delors, 1996). En el informe mencionado, Delors señala que la educación ha de organizarse alrededor de cuatro aprendizajes, que serán los pilares del conocimiento a lo largo de la vida de cada individuo, y que perfectamente podrían considerarse también los cuatro ejes de la educación para la paz:
1) aprender a conocer , esto es, adquirir los instrumentos de la comprensión
2) aprender a hacer , para poder actuar sobre el entorno
3) aprender a vivir juntos , para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas
4) aprender a ser , progresión esencial que participa de los tres aprendizajes anteriores
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